Una breve mirada a la política exterior de Chile desde 1990 hasta el 2000

  Con la salida del General Augusto Pinochet del poder, la administración de Patricio Aylwin se dedicó a reinsertar nuevamente la diplomacia chilena en el plano internacional. Esto significó también que era necesario dar un sustento externo al nuevo gobierno, sobre la base de un opuesto al dejado atrás. Paralelamente, sin olvidar un factor importante, que la transición chilena fue ideada y dirigida desde Estados Unidos, por lo que el modelo transicional de Chile fue profusamente publicitado por la nación del norte como un ejemplo regional y mundial. De ahí la nueva dinámica del gobierno en diversas instancias internacionales como el Grupo de Rio o la Organización de Estados Americanos. Sin embargo, cabe destacar desde esta administración el inicio de los tratados de índole económicos que terminarían por profundizar el modelo neoliberal impuesto por la dictadura. Países como México, Colombia o Argentina, serían los primeros en firmar acuerdos de libre comercio con Chile. En el mismo espacio regional, es que temas como la aplicación de las cláusulas del Tratado de 1929 con Bolivia o la disputa de Laguna del Desierto o Campos de Hielo con Argentina, serían materia de este nuevo gobierno. Con Europa el camino no sería diferente, esto a través de un acuerdo marco de cooperación con la Comunidad Económica Europea.
  Paralelamente, con Estados Unidos se abren una serie de acuerdos militares, los cuales quedarán materializados en la compra de material de guerra y adiestramiento, particularmente la FACH, que instaló gracias a la autorización civil, una dependencia tecnológica total del país del norte, producto de la compra de las flotas de aviones F-16 nuevos y usados. Lo mismo es posible de ver en el caso de la Armada y el Ejército, que constantemente están en procesos de adiestramiento con las fuerzas armadas estadounidenses. Este acercamiento también debe entenderse con el término de la Guerra Fría, y por tanto, en la necesidad del complejo militar industrial del país del norte de proveerse de nuevos contratos, situación que es posible de verificar en el resto del continente con la serie de acuerdos militares, el caso argentino es el más claro como aliado extra OTAN de Estados Unidos. Si bien en su momento se levantaron voces en contra de los acuerdos militares con Washington, suscitados principalmente por el bloqueo que el país del norte aplicó a Chile en la década de los 70, así como su rechazo al régimen de Pinochet que llegó a su clímax con el caso de las uvas envenenadas, la postura pro Estados Unidos terminó imponiéndose, y con esto, de alguna u otra forma, a su injerencia en materia de Defensa.
  Continuando en el plano comercial, y como consecuencia de la idea de mantener el modelo de desarrollo impuesto en dictadura, se fue produciendo una profundización en las lógicas del libre mercado. Lo cual tuvo su manifestación en dos áreas fundamentales, por una parte, la imagen país (abordado en otro post), y por otra, la mantención del modelo económico dictatorial, este último expuesto como ejemplo para el resto del continente. Es así como luego de fracasado el intento de Chile por ingresar al NAFTA, se logró una serie de TLC independientes con sus países miembros, primero con México en 1992 y luego con Canadá en 1995. Pero sin duda la pretensión de Chile de entrar a los mercados de Asia Pacífico es la que traerá las mayores repercusiones en los años posteriores.
  Los intentos de nuestro país de entrar al Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico, APEC, con el propósito de abrir mercados y diversificar las áreas del globo en los cuales exportar las materias primas nacionales, se lograría en plenitud el año 1994, tras la asunción de Eduardo Frei Ruiz Tagle como Presidente de la República.
  Bajo el gobierno Frei Ruiz Tagle, fue posible apreciar una apertura total al comercio asiático, sin embargo posteriormente, la Crisis Asiática golpeó con enorme fuerza la economía nacional, esto por la alta exposición de nuestro país al mercado asiático. Las consecuencias en el plano interno no tardaron en sentirse, generando fuertes movilizaciones sociales durante los años restantes para el término del siglo.
  Sin duda los últimos años del siglo XX en nuestro país, fueron marcados por la detención del ex dictador Augusto Pinochet. El cual en el año 1998 fue detenido en Londres por requerimientos de la justicia española, producto de los crímenes contra los Derechos Humanos llevados a cabo durante su régimen. Con la defensa institucional del gobierno chileno hacia el dictador, se pudo mostrar internacionalmente el flanco más doloroso de nuestra historia reciente, la falta de justicia frente a los crímenes cometidos durante la dictadura militar. El modelo económico exitoso que se quiso mostrar a nivel internacional, no pudo ocultar que su origen fue dado por los crímenes de sus implantadores. La política internacional de Chile como reflejo de una democracia exitosa y ejemplar, chocó de golpe con las infructuosas defensas para que Pinochet volviera a Chile. Si bien esto se logró por la decisión de Londres, los criterios internacionales sobre estas materias quedaron claras, no se aceptarían otros Pinochet, por muy pretendidamente exitosas que aparezcan sus políticas dictatoriales, por lo menos en nuestro continente.

26 de diciembre de 2021

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